¡Vendo mis tangas usadas! Fue lo que me respondió la chica alta, rubia y de muy buen cuerpo que acababa de conocer en un bar de la CDMX al preguntarle a que se dedicaba.

Apenas la estaba conociendo, no esperaba tanta sinceridad de su parte, cómo me encántan estas chicas emprendedoras de hoy jeje.

Realmente ese comentario me provocó una tremenda excitación, ella vestia unos leggins color negro, zapatilas negras y un escote pronunciado que dejaba ver sus dos grandes atributos, lo que provocó en mi unas ganas enormes de pedirle que me vendiera la tanga que estaba usando en ese momento, pero con la condición de que yo mismo se la quitara…